Llegué a Murcia sin mis maletas y tampoco donde dormir así que aquella noche fue horrible; creo que fue unas de las peores sensaciones de mi vida. Pero hablando un poco de portuñol conseguí arreglármelas y fui conociendo a la gente y acostumbrándome poco a poco a la nueva manera de vivir: incluso antes de volver a Brasil ya no criticaba más las costumbres españolas como dormir la siesta o españolizar las palabras extranjeras, la verdad es que ya lo había absorbido todo.
Los cursos de español en la UCAM fueron mucho más divertidos de lo que yo imaginaba, además del aprendizaje del idioma, reímos bastante también. Estoy seguro que compartimos momentos inolvidables, como el baile de la lluvia.
UN CONSEJO: chicos, tenéis que beber la clara de Revólver antes de iros de Murcia, para mi era la mejor de todas, yo mismo me la tomaba casi todos las veces antes de ir a las clases de español de Marta, pues si no, no podría soportarlas, jejeje.