Algunos de vosotros ya conocéis algo de la llamada "Generación del 27" porque estáis leyendo La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. ¿Os acordáis de lo que vimos en clase? Como sabéis, esta generación literaria estaba formada por intelectuales españoles que vivieron un tiempo convulso en la historia de nuestro país: la Guerra Civil española. Esto supondrá un ANTES y un DESPUÉS para la producción artística de estos poetas, dramaturgos y novelistas que buscaban en la expresión más íntima del sentimiento la verdad de la palabra.
Os regalamos un poema, o mejor, Luis Cernuda nos regala un poema: Si el hombre pudiera decir... Os invitamos a leerlo en voz alta junto a la voz del poeta.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derraman,
para saludar la verdad erguida en medio,
pidiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derraman,
para saludar la verdad erguida en medio,
pidiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad el amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad el amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero porque no he vivido.
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero porque no he vivido.
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Recomendación: lectura del artículo periodístico de El País, "Luis Cernuda: el futuro es hoy".
Recomendación: lectura del artículo periodístico de El País, "Luis Cernuda: el futuro es hoy".